Viviendo Enfocadas
Hace algunos años comencé a trabajar por jornadas muy largas en la computadora, mis ojos comenzaron a enrojecer, mi vista empezó a cansarse, así que llego el momento que tuve comenzar a usar lentes. ¡No! Era algo que no quería que ocurriera tan pronto. Recuerdo que el oftalmólogo me dijo que experimentaría una sensación de mareo y quizás una vista distorsionada al principio, puesto que mis ojos no estaban acostumbrados a que los lentes hicieran su trabajo; Pero poco a poco mi visión fue mejorando, al utilizarlos.
Aplicando esto a nuestra vida, nosotros comenzamos a tener una visión distorsionada, la forma en que hablamos, vestimos, amistades etcétera y no nos damos cuenta que quizás nos acostumbramos a ellos en algún momento. Es cuando Dios quiere que volvamos a Él para ajustar nuestra visión y que podamos ver las cosas de la forma en que Dios las ve.
"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." Romanos 12:2
El apóstol Pablo en este versículo NO hace referencia a los incrédulos si no a los creyentes, puesto que las prioridades de un cristiano no deben de ser las de este mundo ya que las cosas de este mundo son temporales, debemos poner nuestro enfoque en la voluntad de Dios para nuestra vida.
Nuestro proceso de las santificaciones es morir al pecado, y renunciar a nosotros mismos.
El permitir que esto ocurra "esa transformación" nos llevara a entender cuál es la Voluntad del Señor en nuestra vida, en la renovación de nuestros pensamientos mediante el Poder del Espíritu Santo, y su palabra. Solo si estamos en la voluntad del Señor provocara ese cambio en nosotros. Conduciéndonos a la meta, la medida del varón perfecto Cristo Jesús (Ef. 4:13).
Así que hermana no dejes que tu visión se ajuste a este mundo, que tu transformación no sea solo una lista de comportamientos buenos, sino un verdadero cambio, que tenga su origen la obra de de nuestro Señor Jesucristo, su palabra, aplicada por el Espíritu Santo en nuestra vida.