Salmos 1:3 "Los Salmos para mi vida"

16.01.2019

Salmo 1: Una lección en contraste

Versículo 3


Una de las palabras más hermosas de toda la Escritura que representa una imagen en nuestra mente se encuentra en el versículo 3 del Salmo 1. Un árbol glorioso creciendo fuerte y productivo junto a un arroyo de agua fresca es uno de los paisajes más placenteros que existe. Veamos más de cerca cómo es que la persona "bendecida/feliz" se convierte en este tipo de imagen de algo tan maravilloso. 

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará. Salmos 1:3

Ser como un árbol por supuesto que es una metáfora. Pero, ¿Qué es lo que nos enseña esta imagen? Un árbol tiene raíces profundas y usualmente es fuerte y firme. Representa estabilidad y la capacidad de enfrentarse a las tormentas de la vida. Es la imagen de una estabilidad mental, emocional y espiritual frente a todo tipo de situaciones que se presenten. También retrata el concepto del crecimiento, el tiempo y la resistencia. Así como se necesita tiempo para que surja un inmenso roble, se necesita tiempo para crecer y madurar en el Señor. El problema, especialmente en nuestra sociedad "instantánea", radica en que queremos y esperamos ser transformados de la noche a la mañana. Pero la verdadera fuerza espiritual surge de una relación establecida con el Señor a largo plazo por medio de Su Palabra. 

Es interesante observar en este versículo 3 que el árbol ha sido "plantado". No brotó. No nació solo, fue plantado específicamente por un jardinero. Hay una aplicación muy importante que debemos observar aquí: antes de ser salvos estábamos en Adán, muertos en pecado, pero Dios en Su Gracia nos ha trasplantado en el Señor Jesucristo. Nos ha sacado del dominio de oscuridad de Satanás y nos ha colocado en el Reino de Su Amado Hijo. Con esta nueva posición también llega una nueva provisión y recursos de vida para nosotros- Su Espíritu Santo y Su Palabra, que son arroyos de Agua Viva que nos alimentan.

El árbol es nutrido por un flujo constante de agua. Y de la misma forma, los recursos de la Gracia derramada a partir de Su Palabra es lo que sustenta a la persona espiritual. Ocasiona que crezcan sus raíces y los afirma en las Escrituras para fortalecer sus vidas y así empezar a dar fruto. Si un árbol es frutal, debe dar fruto. Si ese árbol es un roble, debe dar sombra. Existen varias categorías o tipos de fruto: 

  • El carácter del Señor Jesucristo.
  • El ejercicio de nuestros dones espirituales en el servicio cristiano, incluyendo la exhortación, el dar, mostrar misericordia, ayudar.
  • Testificar y llevar personas a los pies de Cristo. 

También podemos observar en este árbol del Salmo 1, versículo 3, que "su hoja no cae". Esto significa que siempre está verde. Y eso representa o simboliza que tiene vida eterna. Esta persona posee vida eterna.  

"Y todo lo que hace, prospera". Esto no necesariamente significa que nunca vaya a padecer adversidades o fracasos. Sino que la persona cuyo deleite está en la Palabra de Dios, y es ensenada por ella, crece en paciencia y perseverancia en los momentos en los que tenga sufrimientos, y su fe se verá fortalecida para soportar las pruebas. El Señor utiliza este mismo simbolismo de nuevo en Jeremías 17:5-8, pero aquí también incluye otro contraste entre los pecadores o "maldecidos" y los que son bendecidos.

Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová. Será como la retama en el desierto, y no verá cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. 

Este pasaje indica que cuando estemos pasando por pruebas (calor y sequía), los bendecidos/felices estarán plantados tan firmemente que serán capaces de soportar a los elementos y aun así dar fruto. ¡Esa es la verdadera prosperidad! Ser capaces de producir vida y bendición aun cuando ninguna de estas cosas esté disponible en fuentes externas. ¡Obtendremos la fuerza interna que proviene de Aquel que nos sustenta y de quien obtenemos cada soplo de aire que respiramos! 


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