Salmo 84  “El anhelo por su presencia” Introducción

12.08.2019

El salmo 84 es un salmo dedicado a la casa de Dios, el Salmista quiere trasmitir y enseñar el anhelo de la presencia de Dios y que el peregrinaje para llegar a las moradas eternas donde estaremos perpetuamente en su presencia no será fácil, habrá cansancio y fatiga las fuerzas del Señor serán nuestro aliento para continuar.

No se sabe con certeza quién fue el autor de dicho Salmo, pero muchos comentaristas bíblicos sugieren a David como autor. Aunque no se puede asegurar que fue David, lo que si podemos estar seguras es de la influencia de David, en la mayoría de sus salmos como instrumento para enseñar a su pueblo y plasmar en él, su deseo profundo por la presencia de Dios por sobre todas las cosas. Un ejemplo es en Salmo 27:4 Donde David nos dice: que su mayor y único deseo es estar en la casa de Dios, su presencia, alabarle por su hermosura y aprender sobre Él.

Salmo 27:4 "Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo."

David fue un rey apasionado por adorar a Dios, con una relación tan intima con Dios que él vivió sus últimos años no con deseos de riqueza o fama, sino con el anhelo de construir un templo a Dios en Jerusalén. Y aunque Dios no le concedió el construir ese templo pero si a su hijo Salomón.

Antes de la construcción del templo en Jerusalén, Dios había ordenado al pueblo de Israel la construcción del tabernáculo donde reposó su presencia. En Éxodo 25-27 y 30 puede leer con detenimiento la composición del tabernáculo, cada utensilio, como se debían realizar los sacrificios, etc. Pudiéramos pensar de qué me sirve a mí conocer ha detalle el tabernáculo, si ahora podemos entrar a la misma presencia de Dios por medios de la sangre de Cristo. Aunque esto es cierto y es hermoso, recordar que solo los sacerdotes, escogidos por Dios de la tribu de Leví, podían entrar al tabernáculo y solo el Sumo Sacerdote podía entrar al lugar Santísimo una vez al año, debe ser una razón para adorar, para agradecer el gran privilegio de tener acceso libre a la presencia de Dios y anhelar esa comunión cada día que nos ha sido dada a través de Jesús.

A demás nos recuerda que cada utensilio y cada paso que el sacerdote daba, era una representación de la redención futura, los sacerdotes no veían estas tareas solo como una obligación, si no como un privilegio incomparable de acercarse a Dios, de tener comunión con él y adorar. ¿Cómo te sientes tú al reunirte con la iglesia, obligado o privilegiado y necesitado de la comunión con la hermanos y la presencia de Dios? ¿Cómo te sientes al apartar un tiempo devocional, lo vez como una obligación o es un deleite para tu alma? Dios les mostraba al sacerdote un motivo para adorar con cada utensilio, y nos debe mostrar y recordar a nosotras lo mismo. La puerta de atrio representaba la entrada al Señor, su salvación, el Atar de bronce representaba el sacrificio de Cristo, el Lavacro la purificación por medio de su palara y así cada utensilio, el velo que separaba el lugar santo del lugar santísimo nos recuerda que al morir Cristo nos dio entrada libre a la presencia de Dios. ¿No es motivo todo esto para adorar? ¿No es motivo para anhelar ardientemente su presencia?

Hoy en día nos reunimos como iglesia para tener misma comunión. Y lo más precioso es que podemos gozar de su presencia en nuestros corazones una vez que hemos creído. Pero un día, nuestra esperanza es estar en la casa de Dios perpetuamente y es lo que el Salmista hace referencia, el estar en las moradas eternas debe ser nuestro ardiente anhelo.

Hay una dicha infinita de habitar en la morada de Dios porque se alabará a Dios siempre. Él salmista encuentra oportuno recordar a sus lectores que quienes se deciden establecer su domicilio en la casa de Dios perpetuamente le alabarán. Pero el anhelo por la casa de Dios no está exento de impedimentos, de dificultades, de tropiezos que hay que pasar. Para vencerlos hay que tener en Él nuestras fuerzas, hay que llenar nuestro corazón de sus caminos, de su palabra.

Definitivamente siempre será mejor un día en la casa del Señor que mil fueran de ellos. En una elección entre la casa de Dios y otro lugar, siempre será preferible la casa de Dios porque lo contrario a ese lugar son las moradas de maldad.

El salmo 84 es una alabanza tan dulce, llena de esperanza, de un anhelo ardiente del salmista de estar en la misma presencia de Dios eternamente. Que me anima a desearle cada día, santificarme cada día en Él para estar en su presencia, al reunirnos como iglesia, al permanecer en sus fuerzas y al esperar el día en que moremos en el cielo con Él. Esperamos que sigas meditando con nostras en este bello salmo y pueda bendecir tu vida, el día de mañana estaremos mediando en los primeros 4 versos.

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