Salmo 84:1-4 "El anhelo por su presencia"
Seguimos en nuestra meditación de Salmos 84, estaremos estudiando los primeros 4 versos.
V. 1 "¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!"
La razón por la que la casa del Señor es bella es porque allí habita Dios. Si pensáramos en el lugar donde estaba instalado el tabernáculo, la ciudad estaba en medio de un gran desierto, pero su belleza y su atractivo está en que allí residía la presencia de Dios. En medio del desierto Dios dijo a Moisés que quitara sus pies del lugar que pisaba porque era santo. Cuando nosotros nos reunimos como iglesia debe haber en nuestro corazón este sentir de verla como amada para nosotros, como algo hermoso, no porque el lugar sea bonito, con bonita decoración o buena música, sino porque Dios mismo habita en medio de su iglesia. Dios está en cada creyente.

¿Se ha puesto a pensar cuán privilegiadas somos al tener la presencia de Dios en nuestra vida? Podemos salir de la reunión y su presencia sigue con nosotras. Cuando David inició con los preparativos del templo y su hijo Salomón lo terminó, a Dios no le desagradó que edificaran ese templo tan hermoso, tan costoso y con materiales preciosos. Pero Dios descartó este templo edificado por manos humanas donde habitó su presencia, y escogió este templo, nuestro cuerpo para habitar en nosotras, no costó oro, plata, bronce, constó la misma sangre de Cristo. ¿No es motivo de regocijo? Cuán pequeñas e insignificante somos pero qué gran dicha tenemos.
V.2 "Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo"
El salmista expresa el ardiente deseo de estar en los atrios de Jehová, los atrios era la primera parte del tabernáculo, era como la primera puerta para la entrada al lugar Santísimo donde estaba la misma presencia de Dios, el salmista expresa su anhelo por solo estar en los atrios, porque como recordamos solamente los escogidos de la tribu de Leví, los sacerdotes podían entrar en el tabernáculo, y cuando les era ordenado por Dios.
Como hijas de Dios, por medio de la fe en Jesús (Juan 1:12) podemos disfrutar de su presencia sin tener que ser de una tribu específica, sin tener que ser siquiera de su pueblo judío. Somos hechas cercanas por medio de Cristo (Efesios 2:13-15) somos injertadas para ser participantes de las promesas divinas. (Romanos 11:17)
Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. El Salmista declara que le es imposible dejar de expresar sus deseos, por lo que empieza a proclamar su anhelo de Dios y de su casa; llora, suspira y ruega para obtener el privilegio. A algunos hay que arrastrarlos a la iglesia, en tanto que David está clamando por ella. No necesitaba que repicaran campanas desde el campanario para inducirle a ir a la iglesia; llevaba la campana en su propio pecho: el santo apetito es una mejor llamada al culto que la llamada de las campanas. - Charles Spurgeon
Qué palabras tan ciertas de nuestro hermano Charles Spurgeon, el Salmista rogaba por este gran privilegio, se puede ver en su alabanza de este salmos su apetito por la presencia del Señor, por reunirse en su templo. Aunque hoy como creyentes gozamos de su presencia como momento de nuestra vida, no solo cuando nos reunimos con los demás miembros de la iglesia, es importante buscar su presencia como su pueblo, con otros miembros del cuerpo. En efesios 5:1-16 nos muestra la unidad que debemos tener para poder llegar a la estatura de la plenitud de Cristo. Si eres creyente seguramente tu deseo es parecerte más y más a Cristo, y esto no puede lograrse individualmente, necesitamos del cuerpo. Es importante tener un apetito de reunirse con la iglesia.
V. 3 "Aun el gorrión halla casa, Y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío, y Dios mío."
Dios tiene un tierno cuidado sobre los gorriones y golondrinas, posiblemente el autor del Salmo, vio en algunas ocasiones estas aves hacían sus nidos dentro del tabernáculo y le sirvió para inspirarse en esta oración, ¿Qué podemos aprender de ello? Dios suple las necesidades de estas aves pero ellas no pueden tener una comunión con Dios. En ocasiones creemos que estamos alimentando la comunión con Dios solo por reunirnos en estos lugares, aún trabajando dentro del cuerpo de Cristo, pero esto nos anima a que debemos levantarnos en espíritu y buscar, disfrutar la comunión directa con Dios constantemente en nuestra vida.
V.4 "Bienaventurados los que habitan en tu casa; Perpetuamente te alabarán. Selah"
Dichosos o más que felices es la traducción de la palabra bienaventurados, ¿Quiénes serán más que felices? Aquellos que habitan en la casa de Dios. Habitar quiere decir permanentemente, no es estar y luego irnos como lo hacemos cuando nos reunimos como iglesia. Tenemos la bendición de que si nos vamos del lugar de reunión, la presencia de Dios sigue con nosotros. Entonces habitar en la casa de Dios es permanecer en esa comunión con Dios en cada momento y al permanecer en Él le alabamos, le alabamos perpetuamente.
"La comunión es la madre de la adoración. Aquellos que se apartan de El dejan de alabarle, pero los que moran en El están siempre engrandeciendo su nombre". C. H. S.
El día de mañana seguiremos meditando en los siguientes versículos del salmo 84, que nos enseñan que en este peregrinaje por anhelar y buscar la presencia de Dios aquí en la tierra y un día en los cielos, tendremos aflicciones y pruebas, pero que en las fuerzas de Dios podremos permanecer en El.