Para mi el vivir es Cristo.
Una de las más hermosas cartas escritas por Pablo es la carta a los Filipenses, en ella hay una gran abundancia de expresiones de alabanza, de confianza y de regocijo, a pesar del hecho de ser una de las epístolas que escribió Pablo estando en la cárcel, escrita en Roma durante su primer encarcelamiento.
Un texto muy conocido entre los cristianos es Filipenses 1:21 "Pues para mi el vivir es Cristo, y el morir es ganancia" ¿Qué significa esta expresión de Pablo?, No es un grito de derrota, como diciendo que prefería la muerte a seguir sufriendo, y que desesperadamente anhela ser quitado del sufrimiento. Es una declaración de Victoria, una declaración de sumisión, de gozo extremo. Cualquiera que sea mi situación seguiré, proclamando a Cristo, si estoy vivo dispuesto estoy a servirlo, honrarlo y glorificarlo hasta la muerte, pero si estoy muerto estaré ante Él, haciendo lo que ahora hago adorarlo con mi forma de vivir. Pero ahora lo hare en su presencia. Su añoranza por la presencia de Cristo era algo permanente que latía incesantemente con cada latido de su corazón.

¿Y que significa esto para nosotras como cristianas?, quizá ninguna de nosotras vive, o vaya vivir la vida de sufrimiento como Pablo, sufrimos de diferente forma, en diferentes áreas, pero el propósito de tu vida y de la mía sigue siendo el mismo, vidas Cristo céntricas. Esto requiere que vivamos vidas con perspectiva Bíblica y eterna, quiero hablar del principal propósito que cada una de nosotras como creyentes debe tener, y es el que CRISTO se forma cada vez más en nosotras, que vivamos por y para Él. Que la experiencia de Pablo, "Para mí el vivir es CRISTO y el morir es ganancia", se haga una realidad en nuestras vidas, muchas veces nosotras lo hemos dicho, incluso deseado, pero ¿Está siendo esto una realidad en nuestras vidas? ¿Estamos viviendo por y para Cristo?
Que nuestra vida sea CRISTO, no significa dejar todo lo que tenemos, nuestra familia, trabajo, escuela, Él quiere que en el lugar en donde estemos le glorifiquemos con nuestras vidas y seamos testimonio de palabra y hechos para los demás. Para que Cristo sea nuestra vida se necesita una disposición a morir a nosotras mismas, y el irá creciendo en nosotras.
Es entonces cuando cada situación difícil o fácil, tribulación o gozo, la viviremos para Él y, en su nombre, la vida terrena será una oportunidad constante de mostrar al Cristo que adoramos, y cuando nuestra partida se acerque, lo alabaremos porque finalmente le veremos cara a cara... Nuestra añoranza por su presencia no será ocasional si no el motor de nuestra vida ¿Estamos dispuestas a seguir a Cristo y vivir para Él?
Seguir a Cristo es fácil cuando la vida va muy bien; pero nuestro verdadero compromiso con Él se revela durante las pruebas. Jesús nos aseguró que las pruebas vendrían a los que los seguían Juan 16:33. Pero recuerde que no estamos solas, Filipenses 1:6 dice: "Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo". Pidamos al Señor que nos ayude en nuestro caminar, a acercarnos más a Él a través de su palabra para que Él crezca y se perfeccione en nosotras.