Mi ofrenda a Dios tiene sentido, cuando me doy primeramente a Él, en olor fragante

06.07.2018

Desde pequeña mi papá me enseñó la importancia de apartar una parte de mi dinero para el Señor, yo no trabajaba, pero recibía una beca, él siempre me recordaba que lo primero que tenía que apartar cuando recibía mi beca o algún dinero, era la ofrenda. Recuerdo que me decía que todo lo que teníamos era por parte de Dios y que una manera de agradecerle era ofrendando, no porque Dios lo necesitara. Quizás en ese tiempo no entendía del todo, pero me sentía gozosa cada domingo que se recogía la ofrenda, ser partícipe de ello. Al principio lo hacía como solo una obligación pero Dios a través de su palabra me fue mostrando que para Él no es tan importante cuánto estamos ofrendando, a Él lo que le importa es cómo estamos ofrendando, Él ve y conoce nuestro corazón.

Cuando tuve mi primer trabajo, gracias a que mi padre fue un ejemplo y un constante líder y a la palabra de Dios que me enseñó la importancia de ofrendar con un corazón humilde y agradecido, no fue difícil para mí decidir dar siempre a Dios un porcentaje de mis ganancias.

Siempre al ofrendar recordaba esta viuda de la que Jesús habló a la cuál le dio mucha importancia (Marcos 12:41-44). Jesús miraba sentado en el arca de la ofrenda como el pueblo echaba dinero y por un lado estaban los ricos, los cuales echaban mucho dinero y por el otro una viuda que echó solo 2 blancas.

En los tiempos de Jesús la situación de las viudas era difícil, cuando su marido moría se encontraban en una situación de desamparo, en ese tiempo no existían pensiones, ni seguro social, si no tenían familiares o un ingreso económico propio su vida era muycomplicada. Las viudas dependían de la misericordia del pueblo. Jesús relata como una viuda al ofrendar echó dos blancas, el valor de dichas blancas era insignificante, no así para Jesús, aun que aquellos ricos habían ofrendado tan grande cantidades de dinero. Jesús vio con más agrado la ofrenda de esta viuda.

Aquí podemos notar características de la viuda que fueron de agrado para Dios al ver su ofrenda.

Dar voluntariamente: La viuda no solo dio una parte de lo que tenía, ella lo dio todo, no existía una ley que exigiera hacer eso, ella decidió hacerlo por su voluntad, no por obligación. Mi papá nunca me obligó a ofrendar, como él era el que guardaba mi dinero, fácilmente podía tomar lo de la ofrenda, pero él quería que yo lo hiciera voluntariamente. Dios pide de nosotros lo mismo dice en 2 de corintios 9:7: "Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre."

Debemos ofrendar con humildad y agradecimiento: Nuestra ofrenda no debe ser con el fin de ser vistos por los demás, como lo hacían los escribas, que les encantaba las salutaciones en la plaza, hacer oraciones y dar ofrendas para ser vistos por otros. Jesús dijo: "Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha,"(Mateo 6:3). Para Jesús la ofrenda de la viuda fue más grande que la que todos echaron en el arca, pero ¿cómo? ¿ no era insignificante el valor de las dos blancas en ese tiempo? Para aquellas personas religiosas la ofrenda de la viuda no tenía valor alguno. Pero Jesús vio el corazón de la viuda, el amor y agradecimiento que ella tenía hacia Dios.

Debemos ofrendar confiando en Dios: Que fe tan grande la de ésta viuda, dar todo lo que tenia, todo su sustento. Y aquí tenemos una gran enseñanza, debemos ofrendar en la riqueza y en la pobreza, la viuda reconoció a Dios como su sustento al dar todo lo que tenía, confiemos que Dios es nuestro proveedor.El dice en Mateo 6:26 que alimenta a las a ves, cuánto más o nosotros no nos sustentará si valemos más que las aves (paráfrasis). Es difícil cuando tenemos un mal tiempo en el trabajo, cuando las ganancias del mes fueron pocas y los gastos muchos, podemos pensar: "en esta ocasión no voy a ofrenda, Dios conoce mi situación". Si alguna vez lo ha pensado, la próxima vez que tenga este pensamiento, recuerde a esta viuda, estoy segura que no le faltó nada a ella, porque Dios es nuestro sustentador, nuestro proveedor.

Cuando ofrendamos correctamente, el Señor mira nuestra ofrenda con agrado, como olor fragante, no solamente miremos con admiración a esta viuda, también sigamos su ejemplo. Enseñemos a nuestro hijos la importancia que tiene ofrendar con humildad, amor, y agradecimiento, confiando en que Dios provee.

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