La maternidad requiere un corazón preparado
"He aquí, don del Señor son los hijos; y recompensa es el fruto del vientre. Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud." Salmos 127: 3-4 (LBLA)
La mamá virtuosa, que dedica todo su tiempo y habilidades a la crianza de sus hijos es un concepto de maternidad que poco a poco la sociedad está dejando a un lado. Aún que todavía no tengo la dicha de ser madre, el Señor me ha enseñado a través de su palabra y con el ejemplo de otras mujeres que lo son, que el ser madre es una bendición de parte de Dios y que no debemos tomarla como carga y mucho menos con ligereza, debido a que como madres se tiene una gran responsabilidad de criar a nuestros hijos en disciplina y amonestación en el Señor (Efesios 6:4).
En mi tiempo a solas con Dios, no dejo de orar por mis hijos, quizás te parezca algo extraño porque aún no tengo hijos, pero le pido al Señor que me esté preparando en este tiempo y poder criar a mis hijos para Él, que mi prioridad en sus vidas no sea su preparación académica o desarrollo profesional, sé que esas son cosas importantes pero no quiero que eso sea lo primordial en sus vidas, quiero enseñarles, disciplinarlos y ser ejemplo para ellos de cómo vivir una vida honrando y amando al Señor.
Para poder criarlos el Señor me ha mostrado que debo dedicarle todo mi tiempo, mis fuerzas, mis habilidades. Hubo personas que en un tiempo me hicieron dudar, al decirme que tenía que trabajar ejerciendo mi profesión, tengo la fortuna de ser profesionista, y un tiempo estuvo esa idea rondando en mi cabeza, pensando que así podría ser de más ayuda a mi esposo en los gastos, podría crecer profesionalmente. No pienso que esté mal trabajar, que no debamos ayudar a nuestros esposos en los gastos, actualmente lo hago a través de un pequeño negocio en casa, pero Dios me ha dado convicción de que la crianza de nuestros hijos por una madre piadosa, es la mejor manera de apoyar a mi esposa, y una bendición para mis hijos, estar cada momento enseñándoles, va más allá de los regaños, de enseñarles valores y éticas, de que obedezcan y se queden sentados en la iglesia, la crianza es mucho más hermoso que todo eso, la disciplina en el Señor es algo que nosotras como madres debemos de hacer con amor, enseñándoles a amar a Dios con todo su corazón, en Deuteronomio 6:7 "dice que de día y noche debemos hablarles de Él", no es una tarea de solo un día, de solo un tiempo por las mañanas, es estar constantemente a su lado, enseñándoles quién es Dios, enseñándoles a obedecerle a él antes que cualquier otra persona.
Creo que cuando se espera al primer hijo, o cuando tienes el deseo de ser madre, siempre vienen dudas a nuestro corazón, ¿cómo yo, imperfecta, pecadora podré ser una buena madre?, ¿cómo con nuestras debilidades emocionales, llegaremos a honrar a Dios en la crianza de nuestros hijos? También estas preguntar han invadido en un momento mi corazón, el Señor me enseña que esas debilidades se harán evidentes en nuestra tarea como madres, pero en Jesús y sólo en Jesús podremos encontrar todo lo que nos falta y dejar lo que no estemos haciendo bien. Dios mismo nos enseña que no seremos perfectas pero debe bastarnos su gracia y Él nos perfecciona, nos capacita en nuestra debilidad (2 Corintio 12:9).
Los hijos son un regalo de Dios y como madres se debe dar la importancia a la maternidad, en tiempo, en esfuerzo, como un llamado honroso de parte del Señor, después de nuestros esposos. Debemos guiar a nuestros hijos a depender del Señor, pero para eso nosotras debemos depender de Él primero. ¿Cómo podremos llegar a ser esas madres que le honren? Por nuestras fuerzas y habilidades, jamás. Solamente por gracia, solamente al estar en intima comunión con Dios podremos hacerlo.