" He aquí, yo estoy a la puerta y llamo"

Recientemente cumplí años. Mi hijo de 7 años me regaló el dibujo de la foto.
Me llamó la atención que me dibujó abriendo una
puerta. De inmediato recordé un versículo muy conocido para la mayoría de los
cristianos. de Apocalipsis 3:20 " He aquí, yo estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él
conmigo." Frecuentemente
compartimos este texto de manera evangelística; sin embargo, en el contexto se
le está dando el mensaje a una Iglesia en una ciudad llamada Laodicea, esta
Iglesia vivía aparentemente para Cristo, y Cristo le da un mensaje diciéndole,
yo estoy afuera, haces todo esto para mí, sin mi presencia. Creo
que este llamado a abrir la puerta a nuestro corazón por parte de Cristo sigue
siendo tan cierto y tan necesario hoy día. Se nos está haciendo a nosotros sus hijos, quienes a menudo no estamos teniendo una comunión íntima con Él, quizá, ¡Sí!, vamos a la Iglesia, cantamos oramos, pero la pregunta a responder seria ¿Esta
Cristo dentro?, presidiendo, recibiendo toda la gloria, o estoy tan acostumbrada
que lo hago sin Él.
El Señor quiere tener esta clase de comunión con nosotras, que pasemos tiempo a solas con Él, enseñarnos su voluntad, que nos deleitemos en su palabra, que nos gocemos y nos maravillemos su su gracia y amor para con nosotros.
Hoy el Señor nos hace esta invitación. Abramos la puerta. Comencemos este año con el anhelo que sea Él el que llene nuestros corazones. Que nos inunde de su presencia. Que podamos ser consientes a cada instante de su amor. Que nos deleitemos en la oración y el estudio de su palabra. Para así vivir una vida conforme al diseño divino.