Escojo ser su sierva
Cuando era joven recuerdo estar tan emocionado de estar libre de todas las restricciones de la niñez. ¡No más reglas parentales! Podría comer lo que quería; podría ir a la cama y levantarme cuando quisiera. ¡Podía ir y venir, y nunca tendría que hacer ninguna deber en el hogar!
¡Que poco sabía que la vida no funciona de esa manera! También, recuerdo que cuando era joven asistí a una Iglesia donde había muchas reglas que tenía que seguir. Era una Iglesia muy conservadora que no me permitían ir al cine. El pelo de los chicos tenía un código, debía ser recortado por encima de sus orejas. Esperaban que asistieras a todos servicios semanales: domingo por la mañana, domingo por la noche y miércoles por la noche. Reunión. Sólo se permitía un cierto tipo de música (pianos u órganos) no otros instrumentos, etc., etc.
Aunque creí en Cristo a una edad temprana, a menudo experimenté mucho miedo. Pensaba que, perdería mi salvación, por no haber cumplido estrictamente todas las reglas, o que no le había pedido a Dios la salvación en la manera correcta. Después de todo, había tantas reglas y regulaciones como cristiano, que parecía que Dios era muy crítico y solo permitía que las cosas se hicieran en formas específicas. Sabía que Dios era un ser asombroso, fiel y poderoso, y creía que Él envió a Jesús a morir por los pecadores. Pero tuve dificultades para relacionarme con Él como un Padre amoroso. A causa de todas esas reglas, me parecía a mí que para Dios era más importante seguir todas esas normas de la iglesia perfectamente que tener una relación personal con Él.
A menudo las personas se rebelan contra Dios, porque sienten tanta opresión. Muchos se apartan cuando se les imponen reglas y regulaciones humanas, haciéndolas pasar como una lista de "obligaciones de Dios para la vida espiritual". Y sí, a veces yo experimenté rebeldía emocional. Pero le agradezco a Dios que su Espíritu Santo me condujo gentilmente a la verdad en su Palabra y me impidió alejarme de Él por completo. Como un niño, pensé que lo que quería era la libertad. Libertad para hacer lo que me plazca. Pero como adultos, sabemos que la vida nunca es realmente así. A través de los años de buena enseñanza de la Biblia, en una iglesia diferente y de mi estudio personal, me ha quedado claro que, ante todo, Dios es bueno y amoroso. Cuando estudié Romanos 6, ¡mi visión de la libertad se transformó completamente!
Romanos 6: 1-14 se enfoca principalmente en la verdad de que, si hemos creído en Cristo, estamos muertos al pecado y vivos para Dios. Los versículos 10 y 11 dicen:
"Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro."
Además, el versículo 14 dice:
"Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia."
Un momento, pensé, '¡Wouu! Ya no estoy bajo el poder del pecado y puedo vivir completamente libre bajo la gracia. Como la mayoría de las personas, creí erróneamente que la libertad es vivir como quiero, hacer lo que quiero sin que se me impongan reglas externas.Ahora podía ver claramente que Dios es un Dios Santo, me hace libre del pecado, para que ahora de corazón, yo sea su sierva, por amor.
Aah, pero esta es la gran mentira de Satanás: serás como Dios (Génesis 3: 4). Esta definición de libertad implica que el mundo podría girar a mi alrededor. ¡Pero eso es completamente imposible! Dios es el centro de todo, el Creador, el alfa y el omega, ¡el principio y el fin! La escritura dice: muerto al pecado y vivo para Él. Al morir al pecado, soy hecho vivo para Dios. Romanos 6:16 aclara:
"¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?"
Sólo tengo dos opciones. Si vivo para mí, en realidad estoy viviendo esclavizado al pecado porque mi naturaleza humana es pecaminosa y, por lo tanto, desobediente a Dios. Si vivo para Dios, me convierto en un esclavo de la justicia que lleva a la santificación (versículos 18, 19). Por las Escrituras, ahora entiendo, las "reglas y regulaciones" que debo seguir son las que Jesús dio a sus discípulos. Mateo 22: 37-40,
"Y él le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el gran y primer mandamiento. Y un segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas . Romanos 13:11,
"El amor no hace daño a un prójimo; por eso el amor es el cumplimiento de la ley".
He elegido ser esclavizado a la justicia y caminar en amor. ¿Qué has elegido?