Efesios 5:29-33 "Sometiéndonos unos a otros"
Efesios 5:29-33
"Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; más yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido."
El deber de cada esposo. Amar a su esposa. Éste no es el único deber, pero incluye a todos los demás. Debe amarla como a sí mismo. Esto es cómo (la Regla de Oro) y por qué ha de amarla (porque ambos son en realidad uno, amarla dará como resultado bendiciones para Él). El matrimonio conforme al diseño de Dios, es un pedazo del cielo sobre la tierra. Repasar estos deberes tiene que humillarnos por nuestros fracasos pasados y retarnos a mejorar en el futuro. Quizá no en perfección, pero si con sinceridad y devoción debemos entregarnos a cumplir el rol que Dios nos dio a cada uno.
V29 "La sustenta y la cuida..." Debe hacer lo máximo para llenar las necesidades de ella, ya sea de sustento, de su amistad constante o de su cuidado cuando está enferma, disfrutar con ella la vida.
V28 El amor del esposo por él mismo. "Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos ..." V33 "Cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo ..." Si bien este modo de amar es menor que el amor de Cristo por su iglesia, es más fácil de entender.
- Tiernamente. Tratamos nuestras propias heridas y angustias con más ternura que nadie. "Porque nadie aborreció jamás a su propia carne..." (5:29). Las esposas son como vasos de cristal, que se rompen fácilmente si no se las trata con ternura. Las mujeres son más propensas a los temores y las pasiones y los sufrimientos.
- Alegremente. Nadie está tan listo para ayudarlo a uno como lo está uno mismo. Los mejores amigos a veces fallan, pero usted se ayuda a sí mismo. Así que esté listo para ayudar a su esposa. Si las nubes de los problemas, enojo empañan su cielo, disípela con su amor.
Hermanas nuestros esposos no son perfectos, están lejos de serlo, pero si comenzamos por entender que nosotras tampoco lo somos, puedes empezar por abrazar tu rol como mujer, confiando que Dios se encargará de tu esposo, que Dios se agradará de ti, y tu vida le dará a Él la gloria.
Nosotras no podemos cambiarlos, muchas veces el matrimonio trae grandes dosis de dolor y frustración, los matrimonios cristianos no son perfectos, no están exentos de tristeza, traición, etc... Pero en Cristo y por su evangelio están exentos de la desesperanza, contamos con los recursos espirituales como el amor, misericordia y gracia para extender perdón y seguir adelante, y quizás pienses, ¿Qué sucederá conmigo, mis sentimientos, emociones, mis propias necesidades? No Olvides es Cristo y solo Cristo quien es el esposo perfecto, solo en Él serás plenamente satisfecha