“Dejar padre y madre” es un proceso

18.05.2018

Génesis 2:24 "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne". El matrimonio es una institución de Dios, no del hombre, Él quiso mostrar algo hermoso al unir un hombre y una mujer en matrimonio, Él quiso ilustrar la relación de Cristo y la Iglesia. (Efesios 5:22-32)

Quise iniciar con esto para dar a conocer la importancia que tiene el que un matrimonio busque la voluntad de Dios, tenemos la tarea de reflejar esta hermosa unión de Cristo y la iglesia, ¡Qué privilegio! Pero también cuánta responsabilidad. Una de las primeras ordenanzas hacia el matrimonio fue la del versículo 24 del capítulo 2 de Génesis. Cuando dice "dejará el hombre" no se refiere solo al varón, sino también a la mujer, los dos dejarán a su padre y su madre, dejar no quiere decir abandonar, no quiere decir que no te vas a preocupar, que no los vas a honrar, dejar padre y madre se refiere a no vivir más en dependencia de ellos.

Hace poco más de un año, inicié esta maravillosa etapa del matrimonio, y obedecer este mandamiento no fue fácil, no solo tuve que salir de mi casa dentro de la misma ciudad, si no que tuve que mudarme a otra ciudad donde mi esposo vivía ¡no fue nada fácil!                                        Mi mamá y yo tenemos una muy buena relación y pasábamos todo el tiempo juntas, nunca había vivido en otro lugar, nunca me había separado de mis padres y hermanos. No era fácil dejar a mi familia, pero yo sabía lo que Dios quería, yo sabía que el obedecer a Dios traería más deleite y satisfacción a mi espíritu, aun cuando esto traería tristeza a mi corazón por un tiempo.

El Señor se complace más en la obediencia de sus hijos que en los sacrificios. (1 Samuel 15:22 En el contexto de este pasaje Dios había mandado a Saúl a destruir a todos los amalecitas, pero Saúl no obedeció la ordenanza de Dios, dejando vivo a Agag y lo mejor de la oveja y ganado para sacrificarlas a Dios, su desobediencia trajo consecuencias. Dios se complace cuando le obedecemos y ve la disposición de nuestro corazón para hacer su voluntad.Cuando el Señor dice u ordena algo en su palabra debemos prestar atención y obedecerle, este mandamiento ("dejará padre y madre") está escrito en su palabra cuatro veces (Génesis 2:24, Mateo 19:5, Marcos 10:7 y 8, Efesios 5:31), Dios quien instituyó el matrimonio, conoce lo mejor, por eso él sabía que el dejar padre y madre sería de bendición, de bien y no del mal, y para mí lo ha sido.

En mis oraciones antes de casarme le pedía al Señor que me diera paz y me ayudara a confiar en su promesa de Romanos 8:28 que los que aman a Dios todo le ayuda a bien, y cuando habla de aman no solo a los que dicen "Señor, te amo" sino que le obedecen, yo sabía que si obedecía, el se encargaría de todo lo demás y así fue, Dios ha estado conmigo y mi esposo en cada paso.

Lamentablemente muchos de los matrimonios actuales fracasas por no dejar la dependencia hacia sus padres, económica, emocional, etc. Mike Mason en su librodice"Un matrimonio no es la unión de dos mundos, sino el abandono de dos mundos a fin de que un mundo nuevo pueda ser formado". Es necesario dejarpara poder empezar algo nuevo. Aún cuando no estés viviendo en casa de tus padres, puede que tengas alguna dependencia de ellos, y el Señor no quiere eso. Quisiera contarles un poco de mi experiencia en este aspecto, creo que ninguno de los dos (mi esposo y yo) tuvimos problemas por esto, debido a que los dos teníamos convicción del significado de este mandamiento, los primeros meses de matrimonio fue difícil administrarnos económicamente. Mi esposo había comenzado a trabajar desde antes de casarnos, pero no recibió el pago de su salario hasta unos meses después de casarnos, sin embargo, sabíamos que como pareja teníamos que solucionarlo y no correr a los brazos de nuestros padres para que ellos solucionaran, sabíamos que eso no era obedecer el mandamiento de dejar padre y madre. Así que decidimos administrar bien nuestro dinero, gastar poco en comida para pagar nuestros gastos (luz, agua, gasolina, etc.) El Señor habló a mi vida y sé que también a la de mi esposo, y le agradezco tanto al Señor porque por medio de estas situaciones nos damos cuenta que su poder se perfecciona en nuestras debilidades, nos ayudó a depositar toda nuestra confianza en él, y a fortalecer nuestra relación como pareja. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera cortado mi cordón umbilical en dependencia a mis padres y hubiera querido que ellos lo solucionaran? ¿Qué hubiera sentido mi esposo? El confiar en Dios fue una grandiosa oportunidad, por un lado, como pareja nos acercó a Dios, en una dependencia total, y cómo esposa, valoro este tiempo, porque, aunque fue difícil, me paré junto a mi esposo, estuve a su lado apoyándolo, y confiando que sería mi proveedor y mi líder.

Si nuestro deseo, querida hermana es complacer al Señor, busquemos hacer su voluntad.

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